¿Qué rol juegan hoy los cafés lavados en una industria en transformación? ¿Y cómo se conectan con un modelo agrícola regenerativo como el de Magnagaea?
Durante años, los cafés lavados han sido el corazón del café de especialidad. Limpios, balanceados y transparentes, ofrecen un reflejo claro del terroir. Sin embargo, como revela un artículo reciente, en eventos como el World of Coffee en Ginebra 2025, lo que más se ve no son estos cafés “clásicos”, sino fermentaciones avanzadas, lotes experimentales y mezclas llamativas. ¿Han pasado de moda los cafés lavados? Todo lo contrario. Y en Magnagaea lo vivimos todos los días.
Más que una tendencia: el café lavado como base sólida
Según Mikaël Portannier, campeón mundial de tueste 2025, “los cafés lavados de 80 a 85 puntos son la columna vertebral del café de especialidad”. Aunque los cafés fermentados acaparan la atención en ferias, representan apenas el 1% del mercado. La mayoría de los caficultores —y consumidores— se relacionan con cafés consistentes, accesibles y nobles.
Estos cafés no son “menos especiales”. Son cafés que entregan lo que prometen: perfil limpio, buena acidez, cuerpo balanceado y una experiencia reconfortante. Y son, además, los que hacen posible que productores, tostadores y marcas puedan sostener su trabajo a largo plazo sin comprometer calidad ni rentabilidad.
En Magnagaea apostamos por la consistencia viva
En Magnagaea, entendemos esa necesidad de equilibrio. Nuestra finca no produce solo para exhibiciones o cafés de competencia. Producimos para nutrir suelos, sostener comunidades y ofrecer cafés honestos y vivos, conectados con su entorno natural y cultural.
Nuestros cafés nacen en un sistema agroforestal que combina café arábico con cacao, plátano, árboles maderables y especies nativas. Este modelo regenerativo no solo protege la biodiversidad y el microclima, sino que también mejora la calidad, estabilidad y resiliencia del grano en el largo plazo.
Cultivar café como se cultiva un ecosistema
La caficultura convencional depende de monocultivos, agroquímicos y modelos extractivos. El resultado: suelos agotados, ecosistemas fragmentados y productores atrapados en un sistema que empobrece. En contraste, nuestro enfoque es diversificado, simbiótico y regenerativo por diseño.
Plantamos café y cacao bajo sombra viva. El plátano ofrece alimento y regulación térmica. Los árboles fijan carbono, enriquecen el suelo y nos brindan ingresos a largo plazo. Esta integración reduce riesgos, amortigua el impacto climático y permite una cosecha más escalonada y saludable para el ecosistema.
Como resultado, nuestros cafés lavados tienen no solo un perfil sensorial limpio, sino una historia de equilibrio detrás. Cuerpo medio, notas cítricas, florales y dulces —pero también un paisaje que respira y familias que prosperan.
Lo que está cambiando en el mundo del café
Los eventos internacionales están llenos de cafés con fermentaciones exóticas, co-fermentaciones con frutas y procesos anaeróbicos que buscan destacar. Son cafés espectaculares, sin duda, y bienvenidos para empujar los límites de la creatividad. Pero como advierte el artículo, estos cafés no son sostenibles para la mayoría de productores.
Producir lotes fermentados es costoso, riesgoso y demanda gran precisión. Además, muchas veces requieren más agua, energía y materiales. No todos los caficultores pueden —ni deberían— perseguir estas modas si comprometen su sostenibilidad a largo plazo.
En cambio, un café lavado bien cultivado, bajo sombra y con diversidad biológica, es replicable, estable y rentable. Y si se cultiva bajo un sistema regenerativo como el de Magnagaea, también es una forma de restaurar el equilibrio ecológico y empoderar comunidades rurales.
La regeneración no es una moda. Es una dirección.
En Magnagaea, creemos que el futuro del café no está en procesar cafés más complejos, sino en cultivar tierras más vivas. Apostamos por devolverle al suelo más de lo que tomamos. Por crear economías circulares, que no dependan de insumos externos. Por ofrecer productos que nacen de relaciones sanas entre humanos, suelos y biodiversidad.
¿Y el resultado? Cafés como nuestros arábicos regenerativos, que respetan el perfil clásico del lavado —acidez brillante, notas cítricas y florales— pero que además cargan consigo una narrativa regenerativa, auténtica y verificable.
Lo clásico no es aburrido. Es esencial.
En medio de una industria que valora lo nuevo, en Magnagaea valoramos lo constante. Nuestros cafés lavados no buscan ser extravagantes. Buscan ser auténticos. No compiten con la rareza, sino con la coherencia. Con una historia honesta que se refleja en cada taza.
Y mientras el mercado se fragmenta entre cafés experimentales y blends comerciales, nosotros apostamos por lo que realmente importa: cultivar con respeto, transformar con conciencia, y compartir con quienes valoran un café que tiene raíz.
Desde el suelo hasta tu taza
Nuestros cafés no son anónimos. Conocemos cada árbol, cada parcela y cada familia que hace posible su existencia. Trabajamos con procesos de fermentación natural y lavado tradicional, priorizando la limpieza, la consistencia y el respeto por el grano.
La clave no es el proceso más exótico, sino el ecosistema más sano. Un suelo vivo produce un café más estable. Una finca diversa resiste mejor los cambios climáticos. Y una comunidad fortalecida garantiza calidad y continuidad.
¿Quieres probar un café lavado regenerativo de verdad?
Visita nuestra colección de cafés y descubre cómo sabe un café que nace de la armonía entre suelo, sombra, biodiversidad y comunidad. O suscríbete a nuestro boletín para conocer más sobre nuestro modelo agrícola y nuestras prácticas regenerativas.
Lo clásico no ha muerto. Solo necesitaba regenerarse.